MENTOR Y UNA EMPRESARIA DE ÉXITO

«Del bagaje de las personas de cierta edad, del empuje de los jóvenes, de los buenos profesionales, de los equipos, de las personas que arriesgan e innovan»

El autor del relato.

MENTOR Y UNA EMPRESARIA DE ÉXITO

Elena llegó a la sala de conferencias justo a tiempo para escuchar las últimas palabras que Marcos dirigía al equipo de ventas de la empresa. Convencerle para que se incorporase al departamento de Personas en Valor no había sido tarea fácil. Su antiguo jefe y uno de sus maestros de referencia en la ya lejana etapa de Londres, se encontraba desde hacía algunos años en una especie de retiro profesional. A pesar de haberse apartado de la circulación, en el mundillo de las finanzas seguía manteniendo esa aureola de leyenda como banquero de inversión por sus éxitos profesionales, tanto en los últimos años de Madrid como en su etapa anterior en la City londinense. A lo anterior se unía el respeto con los que tanto sus antiguos clientes o empleados, le solían recordar cuando era el tema de alguna conversación.

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LA LIBRERÍA DE LOS ENCUENTROS

«En el primer relato que me aventuro a escribir, quiero rendir mi pequeño homenaje a las librerías y a los emprendedores»

El autor.

LA LIBRERÍA DE LOS ENCUENTROS

 

MARTA

La pausa para el café de media mañana en la intimidad de su despacho, era para Marta una de las paradas favoritas en su ajetreada agenda. Salvo una reunión del comité de dirección o una cita profesional inaplazable, le gustaba dedicar ese momento de calma a dar una vuelta a los asuntos que le rondaban la cabeza, tanto en lo personal como en cuestiones de trabajo. Esa mañana se había levantado con la sensación de haber descansado bien y con la euforia de los días que se presienten especiales. Madre de tres hijos, economista y divorciada desde hace diez años, era la directora financiera de una empresa del sector tecnológico. Se encontraba a sus cincuenta y dos años recién cumplidos en una fase sosegada de su vida. Estaba bien considerada en su profesión y cuando pensaba en sus dos hijos mayores ya independientes, o en su hija pequeña aún estudiante, tenía el convencimiento íntimo de que eran personas  con la cabeza bien amueblada.

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