El legado y el santo equilibrio

UN BUEN LEGADO PÚBLICO ES UN TESORO

Quien no ha conocido un centro de salud (lo llamaban ambulatorio) o una carretera como las de hace 35 o 40 años en España, posiblemente no tenga la perspectiva para valorar el progreso social y económico conseguido hasta el momento actual. Lo podemos observar por ejemplo,  al acudir a una cita en un centro de salud solicitada desde casa con un dispositivo electrónico, o al circular por una autovía en nuestro país recorriendo localidades de una misma comunidad o provincia  en algunos casos. Y quien lo ha conocido y lo ignora, no agradece suficientemente el esfuerzo y los logros conseguidos.

Son ejemplos del legado público que se va construyendo generación a generación. Una herencia de nuestra historia reciente basada en tres motores potentes:

  • La Constitución del 78.
  • Nuestra pertenencia a la Unión Europea y a la zona euro.
  • La fuerza innovadora y nuestra capacidad de adaptación como país. Sirva como ejemplo el avance y consolidación de nuestra actividad exportadora en los últimos doce años, después de la Gran Recesión de 2008.

Por compromiso moral y ético con los que vendrán después, un legado ha de mantenerse y mejorarse con espíritu constructivo sin poner en peligro la estabilidad económica. El equilibrio es un valor seguro en la vida en general y fundamental en la organización de la economía.

EQUILIBRIO EN ECONOMÍA Y FINANZAS

A continuación, señalo algunas situaciones en las que el desequilibrio acaba generando inestabilidad, ineficiencia o incluso crisis en algunos de los casos:

  • Entre ingresos, gastos y deudas. Todos recordamos la situación de desequilibrio causante de la Gran Recesión de 2008 en España: exceso en deuda y en  % de cuotas de préstamos sobre ingresos. Se llegaba a superar en muchos casos en el 40%, el porcentaje que una persona o una empresa tenía que dedicar de sus ingresos a devolver la financiación solicitada. Los que prestaban (ambición desmedida), los que pedían (vivir por encima de las posibilidades) y la autoridad monetaria (mirar para otro lado) perdieron el «equilibrio».
  • En la estrategia financiera. Una persona con hoja de ruta definida, en cada momento de su vida intenta equilibrar los diferentes tipos de bienes (monetarios, renta fija, renta variable, inmuebles y otros) en los cuatro bloques (liquidez, ahorro, inversión y retiro).
  • En un balance y en la cuenta de resultados. Equilibrio entre el activo del balance de una empresa (los bienes y derechos) con el pasivo del balance («los dueños del activo»). La calidad del activo o  el % de fondos propios en el pasivo comparado con el % de deuda exigible. O unas cuentas de resultados equilibradas,  con márgenes de beneficios sobre ingresos que aseguren la continuidad de la empresa.
  • En la composición del mercado de trabajo de un país. Las cifras altas de paro juvenil unidas a la «expulsión» del mercado laboral de los grupos de personas con más edad, concentran la fuerza de trabajo en una banda de edad muy estrecha. Nos perdemos la fuerza y el ímpetu que podían aportar las nuevas generaciones, junto a la experiencia, resiliencia y saber hacer de los más veteranos.

 

 

 

 

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