Cuando presto mis servicios a una persona como orientador en economía y finanzas, intento tener cuanto antes una idea formada acerca de cinco fortalezas básicas. Me ayuda a conocer diversas facetas del ser humano que tengo enfrente. Los «cinco castillos» o fortalezas a las que me refiero son:
- Integridad moral. Lo relacionado con su forma de pensar, comportamiento y la toma de decisiones.
- Conocimientos y habilidades. La capacitación y preparación para desenvolverse en cualquier circunstancia que se le presente.
- El poso de la educación recibida. Los valores y principios que le sirven de referencia y el respeto que muestra a los demás.
- Trayectoria profesional. Lo que ha hecho hasta el momento y su situación actual.
- Independencia económica y financiera. Saber si la persona que tengo enfrente vive agobiada por las deudas o por tener un ritmo de vida demasiado alto para sus posibilidades. O por si el contrario es un buen ahorrador o tiene buen olfato con las inversiones.
MI POSICIONAMIENTO EN ECONOMÍA
Las personas somos como una «olla a presión» que contiene nuestro particular conjunto de miedos, emociones, preferencias, sentimientos, temperamentos, debilidades y fortalezas. En una relación profesional es esencial merecer la confianza de la persona a la que orientas en asuntos económicos. La comunicación ha de ser transparente y con exposiciones claras. Por todo lo anterior, me gustaría mostrarles algunas pinceladas de mi pensamiento económico sobre temas básicos o asuntos de plena actualidad:
- En cualquier estrategia económica y financiera me sirven como «faro» tres de las cuatro virtudes cardinales: fortaleza, templanza y prudencia.
- Los excedentes (los ahorros) y el beneficio de una cuenta de resultados de una actividad económica son el origen del desarrollo en una sociedad. El origen de todo lo que viene después: bienestar social o redistribución solidaria.
- Las decisiones de ahorro e inversión se tienen que tomar con libertad y responsabilidad.
- El ser humano en general se crea demasiadas necesidades, algunas de ellas superfluas. Esto repercute en su equilibrio ingresos/gastos.
- Nos va mejor en un sistema de organización social donde prime la meritocracia.
- La planificación a medio y largo plazo requiere constancia. A corto plazo las habilidades favorecen que podamos aprovechar oportunidades.
- Cuando se habla de ahorradores o inversores no me gustan las etiquetas. Todos en algún momento de nuestra vida podemos ser conservadores, moderados o propensos a arriesgar.
- Y lo más importante: salud, dinero y amor (todo en equilibrio).