Competir para sobrevivir

Los empresarios tiene que competir para que el consumidor elija sus productos en el mercado. Nadie les garantiza que por el hecho de producir un bien, van a tener demanda. Lo mismo ocurre con las personas que aspiran a un empleo; tienen que superar normalmente un proceso de selección compitiendo con el resto de personas interesadas en el puesto.

¿Participar, ganar o saber competir?

En tiempos de tanto cambio en los que nos encontramos, con una revolución tecnológica de gran calado, hemos de intentar adelantarnos a los acontecimientos, esencia por otra parte de cualquier competición. Necesitamos que los jóvenes salgan de los centros de formación y universidades con conocimientos prácticos, desarrollo de habilidades y capacidad de emprendimiento y persuasión.

 

Educar para competir

La situación más probable a la que se enfrentará un niño o una niña en la vida adulta es la de tener que administrar recursos en muchas ocasiones escasos. Es más sensato comprender cuanto antes las realidades económicas que encontrarán en el día a día. Competir por un empleo o intentar vender un bien o servicio son algunas de ellas. Educarles para competir es una herramienta básica en su proceso de crecimiento. De igual forma considero importante hacerles ver que mantener la serenidad en el éxito y en el fracaso, es una condición necesaria para una vida equilibrada. No me gustaría olvidarme de los ingredientes de una buena carta de presentación en cualquier tipo de relación (también en las económicas): las buenas maneras y el respeto hacia la otra persona.

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Los jóvenes y el mercado laboral

La realidad del mercado laboral a la que se enfrentan los más jóvenes. Tenemos que intentar adelantarnos al futuro. Competir en un mundo global. Lo digital y las nuevas formas de producción. La formación, la universidad y las empresas. Valorar la información masiva que se recibe, pensar por uno mismo e innovar en la forma de organizarse.