Cavilaciones de un economista cincuentón II

EQUILIBRIO Y VALOR

  • La relación entre la «señora Oferta» y la «señora Demanda» ha de asemejarse a la de un matrimonio bien avenido, en la que ambos cónyuges tiran del carro. El valor que se aporta en cualquier relación profesional o comercial -como en casi todo en la vida-  si no circula en una vía doble sentido, mal asunto.
  • El equilibrio entre oferta y demanda resulta crucial si hablamos de los bienes necesarios que constituyen nuestra primera línea de gasto. A mí los desajustes en precios en el mercado de yates o de relojes de lujo por poner un ejemplo, me dejan igual, no me inmutan lo más mínimo. Sin embargo si hablamos de los precios de la comida, combustible o energía, mis cuentas empiezan a sufrir y la cosa cambia.
  • En el mercado laboral, conseguir la sintonía entre los conocimientos, habilidades o actitudes de las personas que buscan empleo y los perfiles demandados por un lado; o el principio de que los salarios y tiempos de trabajo acordados, no menosprecien la dignidad del factor humano por otro, es básico.

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