A LA ALTURA DE TU PIEL

MICRORRELATO

A Lola, las dos sesiones de pilates semanales se le asemejaban a una terapia. Sin embargo, las noches de los viernes de los tres últimos meses le sabían a fuegos artificiales. Sus dos hijos adolescentes dormían esos días en el piso de su ex marido. Secándose el pelo, rememoró anteriores encuentros. Los abrazos de Arturo y sus caricias torpes…El agricultor de mirada franca y sonrisa cautivadora, sabía calmarla. Esa noche la sorprendió al llegar. Le tendió la botella de vino que traía y mostrándole sus manos, la dijo: -Vengo de una sesión de manicura. Traigo las manos sin asperezas e hidratadas. Cuando te acaricie, voy a estar a la altura de tu piel-.