LAS COSAS….Y LAS CUENTAS CLARAS
Un economista tiene que mojarse, coger los «prismáticos» y si lo que ve en el plano económico no le cuadra, tiene que decirlo en ese momento. Exponerlo después ya no arregla nada. También tenemos que hacer un esfuerzo para evitar que la esencia de la realidad económica (la lucha contra la escasez, la búsqueda del incremento de la productividad y la competitividad para estar en el mercado) no se desvirtúe por consignas o planteamientos de «cuento de hadas», muy alejados de la vida real.