Cavilaciones de un economista cincuentón II

EQUILIBRIO Y VALOR

  • La relación entre la «señora Oferta» y la «señora Demanda» ha de asemejarse a la de un matrimonio bien avenido, en la que ambos cónyuges tiran del carro. El valor que se aporta en cualquier relación profesional o comercial -como en casi todo en la vida-  si no circula en una vía doble sentido, mal asunto.
  • El equilibrio entre oferta y demanda resulta crucial si hablamos de los bienes necesarios que constituyen nuestra primera línea de gasto. A mí los desajustes en precios en el mercado de yates o de relojes de lujo por poner un ejemplo, me dejan igual, no me inmutan lo más mínimo. Sin embargo si hablamos de los precios de la comida, combustible o energía, mis cuentas empiezan a sufrir y la cosa cambia.
  • En el mercado laboral, conseguir la sintonía entre los conocimientos, habilidades o actitudes de las personas que buscan empleo y los perfiles demandados por un lado; o el principio de que los salarios y tiempos de trabajo acordados, no menosprecien la dignidad del factor humano por otro, es básico.

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Las sensaciones imprescindibles

Cuando tengo que abordar un asunto profesional o si trato con una empresa porque necesito adquirir sus productos o servicios, al escuchar los mensajes que se reciben de nuestros representantes políticos, incluso al tratar con cualquier instancia de la administración pública, me pasa lo mismo que en las relaciones personales; hay una conjunto de sensaciones que me resultan imprescindibles sentir para estar cómodo.

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Con delicadeza, es su dinero

LA DIGNIDAD Y LAS TRES GRANDES CUESTIONES

Lo que ninguna persona soporta en su fuero interno es un menosprecio por parte de otros a su dignidad. Es la condición necesaria en una relación humana de tipo afectivo, comercial, profesional, económico o de cualquier otro. Con esta premisa básica y tomando como referencia las tres grandes cuestiones que de verdad importan a la mayoría de la gente (salud, dinero y amor); al poner el foco en el dinero o la economía de cada cual, el trato con delicadeza en el asesoramiento económico y financiero resulta esencial.

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La circunstancia económica personal

El día cinco de octubre se celebró el día de la Educación Financiera. Recordar la importancia de la formación en finanzas prácticas puede resultar útil a la población. Conocer y comprender productos de ahorro e inversión, los tipos de financiación, o lo básico de un balance y cuenta de resultados, es un ejemplo de ello.

Pero en mi opinión, hay un asunto previo a la educación o formación financiera: la circunstancia económica personal. Todas las situaciones y hechos que afectan a mi economía como ser humano: la esencia de la supervivencia, el entorno que me condiciona y el tiempo con su paso inexorable. El planteamiento vital en economía del que cuelga (y no al contrario) cualquier otro tipo de proyecto.

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