LOS BILLETES
El uso del dinero (los billetes y el dinero bancario) es un magnífico acuerdo entre seres humanos para realizar los pagos de los diferentes bienes y servicios. Nos sirve como depósito de valor y lo guardamos para su posterior uso, o como previsión para cuando se nos presenten situaciones complejas. Y también podemos pedir préstamos en esa unidad de cuenta (el dinero) con el fin de realizar inversiones.
Esta forma de relacionarnos (con dinero) vertebra el sistema económico de una sociedad. Mi billete de 50 euros vale lo mismo que el tuyo. La libertad que tengo para comprar con ese billete es la misma que tienes tú. Imaginemos una sociedad sin dinero en la que los intercambios, las deudas y el almacenamientos de riqueza se hace con productos (como en la época del trueque). Sería muy difícil poder trasvasar excedentes (ahorro) de unas personas, a otras que necesitasen financiación. No habría bancos (intermediarios financieros), el pago de impuestos sería muy complejo y la redistribución de riqueza sería casi imposible.
Si queremos que todo este sistema funcione necesitamos una institución pública (de toda una comunidad de personas) sólida que sea la encargada de la emisión de billetes y vele por el funcionamiento del dinero en la economía. En la eurozona contamos con el Banco Central Europeo (BCE).
LA CANTIDAD DE DINERO Y SU PRECIO
El BCE toma decisiones para determinar el precio del dinero (el tipo de interés) y la cantidad de dinero que hay en una economía, aparte de ser el emisor de billetes en la zona. Su objetivo es que la inflación a medio plazo se encuentre próxima y por debajo del 2%. Si la inflación es muy alta, el dinero pierde valor muy deprisa; y si es muy baja puede ser un indicador de baja actividad económica. En los últimos tiempos, el BCE ha tomado medidas extraordinarias como «crear dinero» para la compra de bonos o mantener los tipos al 0%. Todo ello con el objetivo de que repunte la inflación (teóricamente muy baja) y que se reactive la actividad económica (se realicen inversiones, se pidan más préstamos…) en la eurozona.
¿Qué hacen los ahorradores, los inversores y los consumidores ? ¿Se consume más? ¿Se ahorra menos porque los tipos de interés están muy bajos? ¿Se realizan proyectos de inversión empresariales porque la financiación es barata?
Aquí, aparte de la posible preferencia por la liquidez de las personas, me gustaría hacer hincapié en todo lo relacionado con las emociones, sentimientos y miedos, la esencia humana (no somos máquinas sin sentimientos):
Ahorro porque quiero aplazar compras o inversiones, o porque quiero tener seguridad económica en un futuro ante imprevistos, o sencillamente porque me apetece. El tipo de interés es secundario.
Consumo porque lo necesito o porque me llena de satisfacción. Puede influir el precio o no.
Invierto porque tengo esperanza en el proyecto empresarial, creo en su viabilidad. El precio de la financiación (tipos de interés) puede ser importante o no.
UN BUEN ESCAPARATE Y UNA AMPLIA DEMANDA
La mejor forma de incrementar la demanda (compras, inversiones, consumos) es que haya una variada oferta de bienes y servicios (amplio muestrario o escaparate) y gente que pueda comprar. Que sigan el mismo ritmo, que vayan de la mano oferta y demanda.
¿Son suficientes las medidas tomadas (aumento de la cantidad de dinero y tipos de interés bajos) para incrementar la actividad ? Posiblemente no, a las personas nos influyen las circunstancias en las que vivimos y las características de la sociedad. Algunos ejemplos de ello:
El envejecimiento de las sociedades occidentales y la baja natalidad frenan la demanda.
La digitalización de la economía y la abundancia de oferta de bienes y servicios paralizan el incremento de los precios (que no tiene porque ser un aspecto negativo si hay crecimiento de la actividad).
La prioridad del «dinero creado» (compra de bonos, financiaciones) por el BCE debería ser la inversión en proyectos tecnológicos que creen un fuerte valor añadido. Esto sería un buen incentivo para la demanda de empleo por parte de las empresas.
Los administradores de lo público (el dinero de todos) tienen que ser conscientes de que las deudas excesivas y los gastos abultados (especialmente los que no crean valor) nos acaban hundiendo.
Finalizo con una cuestión a la que doy vueltas desde hace tiempo, en relación con las cifras objetivo de inflación y el crecimiento económico:
¿Porqué un objetivo de inflación cercano al 2%? ¿Porqué no tenemos en cuenta las características de nuestras sociedades occidentales (envejecimiento, digitalización y baja natalidad), y por ejemplo nos proponemos como meta acercarnos al 1%?
Ahí dejo la cuestión…