Nada es eterno. La necesidad de tener un plan B

Algo que nos pasa con frecuencia a las personas, es que nos acostumbramos fácilmente a lo bueno. Pensamos por ejemplo, que la estabilidad de precios es para siempre. Nada es eterno, tenemos la necesidad de elaborar un plan B para los imprevistos. Lo que tira hacia arriba o hacia abajo de los precios: los desequilibrios entre oferta y demanda.

La aparición de situaciones imprevistas o extraordinarias genera tensiones y caos.  Intentar mantener siempre los pies en la tierra. La creación de valor a medio y largo plazo. Vigilar las cuestiones básicas de supervivencia: agua, comida y energía.

 

Cavilaciones de un economista cincuentón I

MIS PREMISAS

  • Cuanto más ruido de fondo y prisas, más reflexión, lecturas, investigación y acción. Independencia de criterio aunque te apartes del guion establecido o no seas lo políticamente correcto que exige la costumbre social. Son dos premisas que desde que aterricé hace ya algunos años en lo que me gusta llamar el «tercer cuarto» (de los 50 a los 75 años), intento que me sirvan como faro en cualquier asunto con el que tengo que lidiar.

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El precio de los bienes básicos

La cesta de la compra y el precio de los bienes básicos. La dependencia personal del flujo de ingresos y gastos. Las expectativas y la confianza del consumidor. La capacidad de reacción. El ahorrador medio ante al subida del coste de la vida.

Las subidas de precios las sentimos en nuestro bolsillo en función de las circunstancias económicas de cada cual.

La empresa pequeña. Equilibrios en el alambre

Suponga que tiene una pequeña empresa y que está compitiendo en un mercado con precios ajustados y márgenes estrechos. Lo último que necesita es que le «organicen los costes». Usted al lanzar su empresa,  es una fuente de beneficios para la sociedad. Aumentan los ingresos públicos por impuestos y cotizaciones. Las personas pueden acceder a empleos. Crece la actividad y el desarrollo económico.

Si por ejemplo tiene que hacer frente a una subida del salario mínimo por decreto, puede perder competitividad al no poder trasladar el aumento de costes a sus precios de venta.

¿Y si tiene que cerrar porque le «expulsan del mercado»?  No pongamos dificultades a los creadores de riqueza en una sociedad.