Si hablamos de jóvenes y mayores

Hay dos etapas o segmentos de edad especialmente sensibles, los jóvenes y los ancianos. Resulta esencial ir al grano cuando tratamos asuntos que les afectan. La precariedad laboral en el caso de unos y la dependencia en el caso de los otros, son las dos «patatas calientes».

La importancia de pasar a la acción o adelantarse a los acontecimientos, antes de que nos desborden. Fomentar las redes de cooperación con especial incidencia en el ámbito local o provincial. Llamar la atención, hacerse oír.

Jóvenes y seniors, un golpe en la mesa

Muchos jóvenes no consiguen independizarse económicamente ante de cumplir los treinta años. Hombres y mujeres una vez cumplidos los cincuenta, suelen tener dificultades para reincorporarse al mercado de trabajo si han perdido su empleo. La precariedad laboral en la franja de menor edad y el estigma de la fecha de nacimiento en el otro extremo, condicionan el desarrollo profesional.

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Jóvenes atrapados entre la oferta y la demanda

Tiene que ser muy duro tener más de veinte años, ofrecer tu fuerza de trabajo a la sociedad con el objetivo de ganarte la vida después de años de formación y encontrarte con una demanda escasa o precaria por parte de los creadores de empleo. Sobre todo porque esto ocurre al inicio de la vida laboral, en una edad en la que la ilusión por conseguir un trabajo aún está intacta. Muchos jóvenes se encuentran atrapados por la falta de opciones al no funcionar la conexión de oferta y demanda. Debe ser complejo en el plano personal seguir viviendo con y de tus padres cuando ves que te acercas a los treinta años y te faltan oportunidades.

LOS CUELLOS DE BOTELLA

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Poder de seducción

Los economistas tenemos que hacer más atractiva la enseñanza o la divulgación de la economía. Quizá deberíamos intentar que despierte más curiosidad entre los jóvenes. Intuyo que muchos de ellos tienen la percepción de que es una ciencia aburrida, donde señores y señoras muy serios en su torre de marfil, manejan datos, modelos o cuestiones como los impuestos, que no resultan fáciles de entender. Tenemos que bajar más a pie de calle, hay que dar más poder de seducción a esta ciencia social que refleja la vida misma con sus grandezas y miserias.

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