Preguntar lo que sea necesario

Como uno ignora tantas cosas me gusta hacer y hacerme preguntas. Plantearse interrogantes es una forma de pensar y resolver dudas. Cuando por mi profesión trato con personas que no están al día en cuestiones financieras, observo que muchas de ellas mantienen cierta cautela de entrada e incluso suelen utilizar expresiones tales como «yo es que de estos temas la verdad es que no entiendo mucho». En esas ocasiones recomiendo preguntar siempre lo que sea necesario para poder comprender.

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Poder de seducción

Los economistas tenemos que hacer más atractiva la enseñanza o la divulgación de la economía. Quizá deberíamos intentar que despierte más curiosidad entre los jóvenes. Intuyo que muchos de ellos tienen la percepción de que es una ciencia aburrida, donde señores y señoras muy serios en su torre de marfil, manejan datos, modelos o cuestiones como los impuestos, que no resultan fáciles de entender. Tenemos que bajar más a pie de calle, hay que dar más poder de seducción a esta ciencia social que refleja la vida misma con sus grandezas y miserias.

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Alta precisión y lenguaje adecuado

En economía es esencial tanto la precisión en los datos como el uso correcto del lenguaje. Cuando hablamos de las finanzas públicas nos referimos al dinero de todos. Los ciudadanos adultos nos tenemos que implicar en los ingresos públicos (impuestos) y tener información detallada de los gastos. La deuda pública no es un ente abstracto, es un montante monetario que hay que controlar, devolver y también se hereda. Todo lo anterior es lo normal en un estado de derecho.

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