Cavilaciones de un economista cincuentón II

EQUILIBRIO Y VALOR

  • La relación entre la «señora Oferta» y la «señora Demanda» ha de asemejarse a la de un matrimonio bien avenido, en la que ambos cónyuges tiran del carro. El valor que se aporta en cualquier relación profesional o comercial -como en casi todo en la vida-  si no circula en una vía doble sentido, mal asunto.
  • El equilibrio entre oferta y demanda resulta crucial si hablamos de los bienes necesarios que constituyen nuestra primera línea de gasto. A mí los desajustes en precios en el mercado de yates o de relojes de lujo por poner un ejemplo, me dejan igual, no me inmutan lo más mínimo. Sin embargo si hablamos de los precios de la comida, combustible o energía, mis cuentas empiezan a sufrir y la cosa cambia.
  • En el mercado laboral, conseguir la sintonía entre los conocimientos, habilidades o actitudes de las personas que buscan empleo y los perfiles demandados por un lado; o el principio de que los salarios y tiempos de trabajo acordados, no menosprecien la dignidad del factor humano por otro, es básico.

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Cavilaciones de un economista cincuentón I

MIS PREMISAS

  • Cuanto más ruido de fondo y prisas, más reflexión, lecturas, investigación y acción. Independencia de criterio aunque te apartes del guion establecido o no seas lo políticamente correcto que exige la costumbre social. Son dos premisas que desde que aterricé hace ya algunos años en lo que me gusta llamar el «tercer cuarto» (de los 50 a los 75 años), intento que me sirvan como faro en cualquier asunto con el que tengo que lidiar.

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Población, valor añadido y equilibrio

SI SE ROMPE EL EQUILIBRIO LLEGA LA CRISIS

En economía una cuestión fundamental es el equilibrio. Por ejemplo cuando la demanda de bienes y servicios supera a la oferta disponible, se genera un desequilibrio y nos encontramos con la alerta de una inflación alta. Si la oferta de fuerza laboral (las personas que buscan trabajo) es superior a la demanda de trabajadores, el efecto que se produce es el aumento de las cifras de paro. Este si es de larga duración o estructural es una lacra para las personas en todos los sentidos. Tampoco quiero dejar de señalar las situaciones en las que los gastos superan a los ingresos de forma constante, llegando a producirse una dependencia excesiva de las deudas.

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El economista comprometido

Mantengo el espíritu de rebeldía ante las injusticias en lo social y en lo económico. Convicciones forjadas en los primeros años ochenta del siglo pasado, en los inicios de mi juventud.  Aún conservo el recuerdo de ese clasismo rancio arraigado en el costumbrismo social. Esa especie de mandato divino que etiquetaba a ricos y pudientes como seres superiores y al resto como personas de obediencia debida y opinión restringida. El paso del tiempo y las experiencias vividas me hacen ver las cosas con perspectiva y serenidad. Valoro el esfuerzo de la sociedad en España a lo largo de los años  para que sea factible la igualdad de oportunidades; que el esfuerzo y las habilidades individuales tengan recompensa y no estén supeditados a la influencia del binomio bolsillo-apellido.

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